VAMOS PINCHA CARAJO
Tremenda despedida de Verón de La Plata, con una fiesta y estas tres palabras. Muchos cantos y lágrimas de emoción: "Necesitaría ser Sábato para describir este momento. Seguiremos haciendo historia, como manda la historia".
Fue el gran protagonista de la noche. Claro, fue su despedida
de La Plata, en su casa. Hubo cantos para Verón (37 años), camiseta
especial de todo el equipo en su anteúltimo partido como jugador y en
Estudiantes. Y hubo una caminata muy especial cuando fue reemplazado en
el final: rumbo al banco, levantó uno de sus brazos y saludó a todos los
hinchas. Y se sentó, y habló. Y posó con sus dos hijos. Y escuchó el
"mire mire qué locura, mire mire qué emoción, ésta la famosa Bruja que
vino a Estudiantes para ser campeón". También el "Olé, olé, olé, Bruja,
Bruja", que resonó en toda la noche, fría. Se va Juan Sebastián pero su
marca quedará para toda la vida del club, donde nació y donde se retira.
"Son
muchos recuerdos, yo nací en este club. Obviamente que es un paso atrás
en todo, acordarme de mucha gente, de muchas situaciones, muchos
momentos. Lindos, duros, los que hacen a la carrera del futbolista", fue
lo primero en decir Verón. Y contó que "cuando salí de la cancha pensé
en mi vieja, mi viejo, mis abuelos, mis tíos, en toda mi familia. Mi
señora, mis hijos, realmente en todos, amigos. Es algo que necesitaría
ser Sábato para describir este momento". Empezó a lagrimear, emocionado,
y dijo que "desde el sábado que lloro, es bueno emocionarse por estas
cosas. Coincidiendo o no con todos, les digo gracias a todos".
Después,
para ponerle cotillón a la fiesta por la despedida de Verón en La
Plata, cayó una Bruja del cielo con una copa en sus manos. Y se la dio a
la Bruja, que en su momento volvió al Pincha y ganó título y
Libertadores, y que estuvo hasta cerca de ganarle al Barcelona. Y ya con
buzo y la copa entre sus manos, rodeado de sus afectos, de su mujer
Florencia, de sus hijos, de mamá y papá, siguió disfrutando de su
despedida. Le entregaron la 11, firmada por todos, también estuvieron
Sabella y Pico Mónaco, bien cerca. Emoción pura en la despedida de un
grande del fútbol una fiesta grande para el ídolo Pincha.
Se hizo
larga la despedida, ideal. Con más llanto, con más emoción, con la Bruja
hablándole a corazón abierto a la gente, que interrumpía con un "la
Bruja no se va, la Bruja no se va". Dijo: "Gracias a todos, gracias a mi
familia, gracias a mis hijos. Los quiero mucho (a puro llanto). Los
queremos mucho y seguiremos haciendo historia como manda la historia". Y
el ídolo dejó este final inolvidable, a lo Bielsa cuando fue campeón
con Newell's: "Vamos Pincha carajo".
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